swissman | |
| 2005-10-05 17:13 - Respuestas: 2 - Tema nº: 43937
SI no es conveniente, lo borrais. Saludos
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Hola,
Arnau me pide escuchar el CD “2 Richmond Storytellers” para poder hacer los deberes de inglés. Lo hemos puesto en varios ordenadores, detectan un CD musical, pero al pulsar la tecla de reproducción no encuentra canciones. También lo hemos probado en un par de reproductores de CD musicales y tampoco hemos conseguido escuchar nada. Miro en la funda del CD y dice que entre los “PC - Minimum requeriments” está tener un “Windows 98 o posterior”.
En casa no tenemos Windows. No aceptamos la licencia -después de leerla poco a poco- y por tanto no podemos usarlo.
Para hacerlo corto, podríamos decir que por ley no estamos obligados a tener en casa un aparato de una marca y versión concreta para que Arnau haga los deberes de la escuela. Pero todo junto es importante e intentare razonarlo. Hacerlo bien no es corto, por que surgen un montón de detalles encadenados, disculpe la extensión de este escrito.
Soy informático y se lo que implica aceptar lo que dice la licencia de Windows. La ética profesional me obliga, a través de mi oficio, a trabajar para una sociedad de la información y el conocimiento tan libre como la sociedad civil que la ha hecho posible. Pero aunque no fuese informático querría saberlo como un ciudadano que tiene necesidad de las libertades que han costado conseguir. Intentare explicarme esquivando los detalles técnicos:
Los libros que Arnau usa para estudiar están sobre papel y tinta de fórmulas conocidas desde hace siglos. Para leerlos, no hace falta comprar gafas de ninguna “marca concreta y versión determinada o posterior”. De hecho, la universalidad del soporte, el papel y la tinta, fue una revolución cuando Gutemberg invento los tipos móviles para imprenta. Desde aquel momento ya no dependemos más de copistas de monasterio que deciden qué copiar, cuantas copias hacer y donde enviarlas. Las imprentas nos permitieron hacer llegar a cualquier lado el conocimiento dispuesto encima de un papel y una tinta universal. Desde entonces la sociedad ha hecho grandes esfuerzos por conseguir que existan bibliotecas públicas en todos sitios. Les concedimos derechos a los autores y editores para estimularlos a imprimir y distribuir. El objetivo siempre ha sido el mismo: que todos, sin ninguna discriminación, tengan acceso a nuestro conocimiento.
Del soporte papel estamos pasando al soporte informático. No pasaría nada si fuese tan universal como el papel. Pero no es así. Los productos de Microsoft -y de otras empresas similares- sólo se puede utilizar después de aceptar licencias cargadas de privaciones. Intentan obligarnos a usar sus productos para acceder a nuestro conocimiento y hacerse indispensables. El caso que nos ocupa, el CD, es bastante claro. Si alguno quiere ofrecer una herramienta alternativa compatible tendrá graves problemas legales: las licencias del software dejan claro que está prohibido cualquier intento de imitación y ni tan siquiera intentar saber como funcionan a base de ingeniería inversa.
Nunca acceder a la cultura había sido más fácil y más difícil a la vez:
Después del invento de Gutemberg estamos delante de una nueva revolución que nos permite tener una biblioteca, no en cada pueblo y en cada barrio, sino en cada casa. Para conseguir copias antes hacia falta una imprenta, ahora sólo una máquina que cuesta unos 400 € y un soporte, el CD, que no llega a 60 céntimos. Pero en contra de toda lógica, todo son privaciones para impedirlo y asegurarse que nos convertimos en clientes forzosos de las empresas de software que fabrican productos para poder acceder a nuestro conocimiento. Para aprender inglés, por ejemplo. Las corporaciones de software hacen una pequeña capa sobre todo nuestro conocimiento acumulado a base de siglos de esfuerzo, y ahora pretenden que pasemos por su caja si queremos acceder a él. Si intentamos saltarnoslos seremos denunciados por violar su “propiedad intelectual”. Es denigrante. Si miramos de esquivarlo (haciendo copias es realmente fácil y barato) seremos tratados de piratas, unos criminales que saquean, violan y matan. Es insultante.
Las leyes de propiedad intelectual aplicadas al software -y las obras que gestionan- ya no sirven para estimular la creación y la distribución. Se han convertido en armas para la protección descarada de negocios que ya no tienen sentido, por que no hace falta pagar para llegar al conocimiento hasta el último rincón [1].
Al contrario, si los dejamos hacer cada vez será más difícil acceder al conocimiento. Quieren que compremos una copia de sus productos por cada ordenador -es otra forma de compromiso adquirió al aceptar la licencia. No importa que compre un libro para cada habitación donde tenga previsto leerlo, pero pretenden que el mismo libro, digitalizado, sólo funcione en un ordenador. Si hago una copia del original -comprado por nosotros- sobre un CD por que que he pagado un canon que otorga derecho de copia privada [2], resulta que soy un “pirata”. Nunca lo podré prestar a nadie sin delinquir. Ahora las personas generosas que comparten son “piratas”. Cada temporada hacen cambios en los programas para que haga falta volver a comprar sus productos. He dicho comprar, pero no es exacto: la licencia dice que el programa nunca es propiedad del usuario. Sólo permiten su uso. Entre este detalle y la necesidad de actualización periódica, podemos decir que ¡nos alquilan el derecho de acceder a nuestra información!. Puedo leer los escritos de mi bisabuelo -que también era maestro de escuela en la ciudad- y ojear sus libros que he heredado sin pedir permiso a nadie. ¿Podrán hacer lo mismo mis bisnietos si les paso mis escritos y libros digitalizados con programas de Microsoft? Si fuese que sí -tengo mis dudas, el software de microsoft es de tan baja calidad que las posibilidades de perderlo todo son esgarrifosas-, ¿cuantas nuevas versiones y actualizaciones hará falta que compren para conseguirlo?. Ni mi abuelo, ni mis padres ni yo hemos tenido que comprar absolutamente nada hasta el 2005. Ha bastando con ser cuidadosos a la hora de conservar el papel.
¿Tenemos que alquilar de esta manera nuestro conocimiento? Tiene que ser la escuela pública un sitio donde hacer clientes forzosos hacia una empresa y entrenarlos para el uso de sus productos?
Me consta que no, por que tenéis el cuidado de reciclar libros, una iniciativa fantástica. ¿Por que no pasa lo mismo con el software?
No es necesario aceptar licencias privativas, por que el software libre existe. Es lo que nosotros usamos en casa y para el trabajo. El software libre tiene su licencia llamada GPL (General Public License). Resumo las cuatro condiciones base de la licencia, que más que condiciones, son conocidas como “libertades”:
* 1. La libertad de ejecutar el programa con cualquier propósito.
* 2. La libertad de ver como funciona el programa y adaptarlo a nuestras necesidades.
* 3. La libertad de redistribuir copias.
* 4. La libertad de mejorar el programa y distribuirlo de nuevo con mejoras realizadas, para que toda la comunidad pueda beneficiarse.
También existen formatos libres, documentados. Por ejemplo, nunca se ha visto un CD musical que sólo se pueda reproducir con la marca Philips -y eso que es la inventora del Compact Disc. El CD que tengo delante, que ha dado lugar a este escrito en sí. Estamos perdiendo libertades para acceder a cosas legítimas.
¿Hace falta ser cliente forzoso de Microsoft y aceptar sus licencias privativas para aprender inglés en la escuela pública? Espero que no.
Quedo a vuestra disposición de ayudaros para saber como podéis ser libres a la hora de usar vuestro ordenador, gestionar vuestro conocimiento y acceder a las grandes cantidades de conocimiento libre que afortunadamente hemos podido hacer y conservar -mientras nos dejen. . Adjunto un enlace del cuento “El derecho a leer” de Richard Stallman, impulsor del proyecto GNU que ha dado lugar a programas libres como GNU/Linux, fundador de la Free Software Fundation donde se redactó la licencia GPL antes explicada.
http://www.gnu.org/philosophy/right-to-read.es.html
Saludos.
[1]No digo que los autores no tengan que cobrar por su trabajo. En realidad, ellos frecuentemente son otra víctima de los editores y fabricantes de software. Lo mismo pasa con la sociedad “autora” de conocimiento colectivo cuando vemos como digitalizan nuestras obras y las hacen suyas a base de presentarse como imprescindibles para acceder. Hoy los autores tampoco necesitan editores con imprentas y redes de distribución caras para hacer llegar a todos lados sus obras. Hay muchas formas de ganar dinero por las obras y no son, precisamente, la del derecho de copia -que frecuentemente sólo enriquece a los editores y distribuidores.
[2] Las copias privadas están permitidas por la ley con el mismo objetivo que se hicieron las bibliotecas: que la cultura circule. Los programas no se consideran cultura y no tienen derecho a copia privada. Curiosamente, son imprescindibles para acceder a obras culturales digitalizadas. Es un pez que se muerde la cola.
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enviado por Xavi al foro tecnico | |
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Trilobite | |
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Re: Carta al profesor - 2005-10-05 17:33 - Respuesta 2
¡Hola "efect" tan solo comentar que lo he leído y tienes "mas razón que un santo".-¿No tienes Windows en casa? se nota eres informático, pues el ciudadano de a pie a ver como se las arregla pues la mayoría de los programas vienen para este S.O. y casi nada para Linux. "Estamos vendidos"... así que muchos nos defendemos "haciendo cosas malas".ejem,ejem.- Espero prospere la idea de "software libre" Saludos a todos.- | |
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swissman | |
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Re: Carta al profesor - 2005-10-05 17:39 - Respuesta 3
Quote:
enviado por Xavi al foro tecnico
leer es bueno, leer es sano
Si que uso windows, aun no me he atrevido con linux a fondo, solo un par de veces y ha ganado él por ahora
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