Godmol | |
| 2006-01-25 13:03 - Respuestas: 4 - Tema nº: 2406555
Después de 35 años de servicio repartiendo la correspondencia a diario en el mismo barrio, llegó el último día de trabajo para Juan, el cartero, antes de su jubilación.
Comenzó su ultimo recorrido por la primera casa de siempre, y salió la familia entera a su encuentro, recibiéndolo con aplausos y felicitaciones.
En la segunda casa le regalaron una caja de puros con dedicatoria.
La familia de la tercera dirección le obsequio con un completísimo conjunto de utensilios de pesca, su afición favorita. Y así siguió su reparto, despidiéndose de tantas y tantas personas conocidas que le estimaban y con las que había compartido tantas vivencias de todo tipo, hasta que llego a la ultima casa de la manzana donde lo esperaba Eva, la joven y hermosísima dueña, con un camisón negro transparente.
Eva le cogió de la mano, lo metió dentro, cerro la puerta, subió con él lentamente las escaleras que llevaban a su dormitorio, y lo sentó en la cama. Con música de fondo de Barry White y Quincy Jones, le obsequio con un sensual streptease, y luego le hizo el amor apasionada y desenfrenadamente.
Tras las dos mejores horas de sexo que Juan había experimentado jamás, bajaron las escaleras dirigiéndose a la cocina, donde ella le preparo un exquisito desayuno con tostadas, fruta, bollería y café.
Cuando Juan termino de comer y cogió la taza de café, vio que debajo había un billete de 10 euros:
JUAN: No tengo palabras para describir lo maravilloso que ha sido todo, pero... ¿para qué son los 10 euros?
EVA: Bueno, es que anoche le comente a mi marido que hoy seria tu último día y que debíamos hacer algo especial para ti, y mi marido dijo: "¡Dale 10 euros y que le follen!"... Por cierto, lo del desayuno ha sido idea mía.
[ Este mensaje fué editado por: Godmol el 21-02-2006 a las 23:23] | |
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