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Actualizar un ordenador |
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HASTA DONDE ES ACONSEJABLE Y RENTABLE ACTUALIZAR UN ORDENADOR.
La actualización de un ordenador es una cosa bastante habitual, ya que cada vez los programas (y sobre todo los juegos) tienen unos requerimientos de hardware más exigentes, pero también es una labor que hay que meditar antes de hacerla, sobre todo por las implicaciones económicas que pueda tener. Lo primero que hay que ver es qué podemos entender por actualización de un ordenador, y es que eso es algo a tener en cuenta para el posterior desarrollo de este tutorial. En principio es difícil hablar de actualización cuando ésta afecta a la placa base, el procesador y la memoria, ya que en ese caso más que una actualización se trataría de un ordenador completamente diferente, en el que se aprovechan algunos elementos de otro ordenador, como podrían ser la torre (caja o gabinete), unidades ópticas, disco duro y muy poco más. También hay que diferenciar actualizar de ampliar, ya que operaciones tales como aumentarle la memoria RAM, añadirle una regrabadora o añadirle otro disco duro, si se mantienen los que ya tenemos, es una ampliación, pero podemos considerarlo una actualización en el caso de no aprovechar los elementos existentes. Vamos a hablar de lo que sería una actualización, pero también vamos a tocar el tema de las ampliaciones, ya que hay circunstancias en las que hay que pensar si resulta interesante la operación. Vamos a ver los elementos susceptibles de actualizarse o de ampliarse: Memoria RAM: En este caso se trata la mayoría de las veces de una ampliación, pero aun así hay que considerar una serie de factores que pueden ser condicionantes: - Módulos actuales.- Cuando la ampliación se hace en base a módulos actuales (módulos RAM de venta actualmente, es decir, DDR2) no hay mayores inconvenientes, salvo los que puedan derivarse de la capacidad y características de la placa base. En principio lo único que debemos considerar es si vamos a mantener los módulos que tengamos en la actualidad (ampliación) o si vamos a cambiarlos todos (actualización). - Módulos de la anterior generación.- En este caso estaríamos hablando (a día de hoy) de módulos DDR. En este punto ya debemos considerar el resto del equipo y si sus prestaciones son suficientes. Se trata de módulos fáciles de conseguir (aunque a un precio sensiblemente superior a los actuales DDR2), pero tampoco representan una gran inversión, y si el resto del equipo tiene la suficiente potencia (y dentro de este rango podemos encontrar equipos realmente potentes) es una ampliación interesante y que puede prolongar la vida de nuestro ordenador unos años más. - Módulos ya descatalogados.- Aquí estaríamos hablando de ordenadores con módulos SDR. En este caso ya es bastante más delicada la decisión, ya que para empezar se trata siempre de ordenadores obsoletos y con unas prestaciones bastante limitadas, y no solo por la poca memoria, a esto hay que sumarle la dificultad para encontrar memorias de este tipo, los grandes problemas de compatibilidad que suelen dar (entre ellos el muy común de que el ordenador no reconozca nada más que la mitad de la capacidad del módulo) y el alto precio de venta de éstos. Aquí estamos en el punto justo en el que hay que plantearse aguantar un poco más el ordenador tal y como está, ahorrar un poco... y sustituir el ordenador por uno nuevo (al menos placa base, procesador y memorias). En los dos últimos casos la inversión que realicemos la podemos considerar a fondo perdido, ya que cuando decidamos cambiar de ordenador este tipo de memorias no nos van a servir para nada, si acaso podremos intentar venderlas como material de 2ª mano, aunque también podemos recurrir a él para su compra. Por otro lado, es en este tema en el que debemos pensar si realmente interesa una ampliación (es decir, mantener los módulos que ya tenemos, agregando otros) o bien si es mejor hacer una actualización (es decir, desechar los módulos que tenemos y sustituir todo el sistema de memoria por módulos nuevos). Disco duro: En este punto no hay mayores problemas, salvo los que puedan derivarse en placas muy antiguas de la limitación en el tamaño máximo de disco soportado. Hay que tener en cuenta que actualmente es bastante difícil encontrar discos de capacidades inferiores a los 160GB (si acaso alguno de 80GB), e imposible de capacidades inferiores. Un disco duro siempre se puede aprovechar, ya sea como 2º disco interno o en conexión USB. Unidades ópticas: Tampoco aquí vamos a tener problemas, salvo (repito) en ordenadores muy antiguos (y hablamos de P-III o inferiores), en los que podemos tener algunos, sobre todo con regrabadoras de DVD (con unidades lectoras de DVD no suele haber ningún problema). Tarjetas gráficas: Vamos aquí a hacer dos grupos, ya que nos encontramos con dos tipos diferentes de puertos para tarjetas gráficas: - Gráficas AGP.- Cada vez son menos las ofertas en este tipo de tarjetas, y la actualización en este caso es siempre a fondo perdido, salvo lo ya mencionado de su venta en el mercado de 2ª mano. La oferta actual no es demasiado amplia (se limita en realidad a 3 ó 4 modelos), pero su precio tampoco es demasiado alto, por lo que es cuestión de valorar el resto del equipo y el uso que le vamos a dar. Siempre vamos a alargar su vida un tiempo a cambio de no demasiado dinero. Esto por supuesto siempre que se trate de placas base que admitan al menos AGP 4x a 1.5v, si son anteriores ni plantearse el tema. - Gráficas PCIe.- Son las actuales y no hay mayores inconvenientes, salvo considerar hasta qué punto debemos llegar en la actualización dependiendo del resto del equipo y lo que estamos dispuestos a invertir. Aquí hay que recordar que si se trata de una gráfica de gama alta es muy posible que tengamos también que cambiar la fuente de alimentación por una de al menos 500 w, en muchos casos con conectores (tomas) de alimentación. Tarjetas de sonido: Las tarjetas de sonido que incorporan las placas base son, desde hace unos años, bastante buenas, por lo que si queremos realizar una actualización en este apartado es porque buscamos una mejor a la que tenemos. Normalmente se trata de una inversión importante, ya que para poner una tarjeta de sonido mediana mejor quedarse con la de la placa base (salvo que sea bastante antigua). En general no hay mayores problemas, ya que la vamos a poder aprovechar si cambiamos de equipo, y no es un elemento que suela causar grandes problemas de compatibilidad. Procesador: Aquí nos encontramos con un tema algo más delicado, ya que para empezar estamos limitados a los que nuestra placa base soporte (ya hemos dicho que si cambiamos placa base y procesador más que una actualización es prácticamente un equipo nuevo). En principio, en placas base que admitan procesadores en producción (socket 775 en el caso de Intel y AM2 o AM2+ en el caso de AMD) es completamente factible, y sólo tenemos que asumir qué hacer con el procesador que tenemos actualmente. En placas con sockets anteriores (Intel 478 o AMD 754/939) puede ser interesante, ya que no se trata de equipos en general muy antiguos, pero la dificultad está en encontrar procesadores para esos sockets. En estos casos una actualización de procesador más una ampliación de memoria puede suponer una revitalización importante para nuestro equipo y el tenerlo activo un tiempo más, aunque debemos asumir que se trata de actualizaciones a fondo perdido, pero también nos va a facilitar la posible venta de nuestro equipo. En placas con sockets anteriores a estos es muy difícil encontrar nada aún en el mercado de segunda mano, pero si se encuentra algo barato (y que podamos utilizar en nuestra placa base) siempre puede ser interesante, ya que un poco más de potencia nunca viene mal. Placa base: No es este un elemento que se suela actualizar muy a menudo, ya que su actualización casi siempre supone la sustitución también del procesador, pero puede darse el caso de que tengamos un procesador bastante potente que en su día se compró con una placa base no demasiado buena. En estos casos no suele haber problemas con el resto de componentes (siempre que se trate de placas con sockets 775 o AM2/AM2+), y tan solo debemos asegurarnos que la placa que pensamos comprar soporta el procesador (y en el caso de Intel 775 de los primeros, los módulos de memoria) que tenemos. En el caso de procesadores anteriores (Intel 478 o AMD 754/939 o incluso 462 las posibilidades están limitadas a lo que encontremos en el mercado, y estas son en la práctica a algunos modelos aún en producción de Asrock. Fuente de alimentación: En general no existe ningún problema para actualizar la fuente de alimentación, ya que no es un elemento que dependa del procesador ni tan siquiera de la placa base, siempre que ésta sea ATX. El que una fuente de alimentación sea mucho más potente que la que tenemos en la actualidad no es tampoco ningún problema, ya que el consumo real va a ser en todo caso el que el equipo necesite. Caja (torre o gabinete): Pues estamos en el mismo caso que al hablar de la fuente de alimentación, siempre que soporte el formato de nuestra placa base no hay mayores problemas. Elementos de refrigeración: Tampoco es mayor problema el actualizar o ampliar los elementos de refrigeración, siempre que se adapten al tipo de ordenador que tenemos (socket y demás). Una buena refrigeración siempre es importante y el ordenador lo agradece, además, este tipo de actualizaciones casi se pueden considerar más como un mantenimiento. La única dificultad se puede presentar en equipos bastante antiguos, ya que puede resultar dicifil encontrar disipadores para sockets anteriores a 478 en Intel o a los actuales en AMD (a efectos de disipador, AMD utiliza el mismo tipo de enganche desde los 754). Quede por delante que en ningún caso me refiero en este tutorial a lo que es una sustitución de piezas por avería, que ese es otro tema totalmente diferente. En cuanto a la actualización del sistema operativo ya se trató en el tutorial Normas que debemos seguir para actualizar nuestro sistema operativo. |
Tags: Ordenador, Hardware |
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