¿ES SEGURO NAVEGAR POR INTERNET?
Esta es una pregunta que nos hacemos a menudo, sobre todo después de leer todo lo que se escribe acerca de los múltiples peligros que nos acechan (o parecen acecharnos) detrás de cada página web que abrimos.
Escuchamos comentarios referentes a que si pueden robarnos nuestros datos, que si pueden tomar el control de nuestro ordenador, que si pueden violar nuestra intimidad y cientos de cosas por el estilo.
Pues bien, la respuesta a la pregunta planteada en el título de este tutorial no es fácil de responder. Por un lado es cierto que muchas de estas cosas sí que nos pueden pasar, pero disponemos de herramientas suficientes para evitar la gran mayoría. Por otro lado, la inmensa mayoría de estos peligros son fácilmente evitables, simplemente cuidando nuestros hábitos de navegación y uso de Internet.
Siempre he insistido en la necesidad de tomar todas las precauciones que tenemos a nuestro alcance en este sentido, tales como utilizar un Firewall y un buen antivirus. Realmente con estas dos medidas nos vamos a proteger bastante bien de este tipo de ataques.
Pero algo que tenemos que tener (y esto es algo que estoy un poco cansado de repetirlo) muy en cuenta es que somos nosotros la mejor barrera defensiva en este sentido, y que depende de nosotros el que un firewall o un antivirus sean eficaces o un simple programa más instalado, sin ninguna eficacia, que además nos ralentiza el ordenador.
Navegar por Internet no tiene porqué ser un ejercicio peligroso, tan sólo tenemos que usar un poco nuestro sentido común y mirar bien en donde nos metemos.
Ya en el tutorial Seguridad en Internet. Normas básicas vimos unas cuantas pautas de comportamiento para hacer que navegar por Internet sea una cuestión segura y no algo parecido a pasearse por un campo de minas, pero parece ser que para una buena parte de usuarios esto es lo que sigue siendo, en vez de ser una cosa realmente interesante, instructiva y, por qué no, placentera.
Es continua la incidencia de malware y de virus que se cogen a través de Internet, pero en la mayoría de los casos son por acciones del usuario (hay que recordar que la inmensa mayoría de las veces somos nosotros los que autorizamos que un programa, una barra de navegación o unos simples iconos se instalen en nuestro ordenador).
Un error en el que se suele caer es confiar en la seguridad absoluta que un antivirus nos ofrece. No existe ningún antivirus, navegador ni sistema que sea seguro al 100% si el usuario es el que autoriza una instalación. Esto es algo que tenemos que tener muy presente, y que muy a menudo olvidamos.
Esta falsa seguridad es un peligro es sí mismo, ya que esperamos que en todo momento los recursos del sistema (incluidas las barreras que pongamos) nos van a tener protegidos, cuando esto no es cierto si no existe un trabajo por nuestra parte, y ojo, que no tengamos un programa que nos diga que tenemos un malware en nuestro equipo no quiere decir que no lo tengamos.
Otro error, fomentado además por bastante gente que se dice entendida en la materia, parte de la necesidad (o más bien de la no necesidad) de actualizar nuestro sistema. Las actualizaciones de seguridad no se hacen por gusto, sino que parten de una necesidad localizada en el tiempo, y que en su mayor parte no existía hace tan solo unos días (ver el tutorial Importancia de las actualizaciones de Windows). Y que quede bien claro que absolutamente todos los sistemas operativos tienen actualizaciones de seguridad. Unos más que otros, es cierto (también porque los ataques a unos son en mayor número que a otros), pero todos tienen actualizaciones de seguridad.
Existe un grupo de usuarios de Internet, que es el que yo personalmente catalogo como de dedo rápido, y es aquel (bastante habitual además) que tiene por costumbre aceptar todo lo que Internet le ofrece sin ni siquiera ver de qué se trata. Este comportamiento es peligroso en extremo, y es precisamente de él del que se vale la mayoría de malware para acceder a nuestro sistema.
Aceptar conexiones sin comprobarlas, aceptar descargas sin saber exactamente qué son, picar sobre anuncios que nos prometen fabulosos regalos sin ni siquiera terminar de leer el anuncio en sí mismo son prácticas bastante habituales.
Algo similar pasa con aquellas ventanas que nos advierten de que nuestro sistema está en peligro. ¿Es que acaso nosotros hemos pedido un análisis de nuestro sistema? Entonces, si no lo hemos pedido, ¿por qué aceptamos ese anuncio?
También, en nuestro afán por navegar rápido, olvidamos cuestiones tan simples para la seguridad como el tener activado el filtro anti suplantación de identidad en páginas web o navegar con el modo protegido activado (ver tutorial Qué es el Modo protegido de Internet Explorer). Es cierto que todos estos sistemas hacen más lenta nuestra navegación, pero incrementan la seguridad, y después de todo tampoco el navegar por Internet se trata de una carrera (regata en este caso) y más tiempo se pierde luego reparando el sistema o teniendo que reinstalar todo.
En definitiva, no debemos olvidar nunca que la seguridad empieza por nosotros mismos, y que no podemos pretender que sean el sistema y otros programas antivirus y anti malware los que nos estén siempre librando de infecciones y problemas. Que navegar por Internet no tiene por qué ser implícitamente peligroso lo demuestra los millones de usuarios que a diario lo utilizan y que nunca han tenido problemas en este sentido, pero siempre es más fácil declinar nuestra responsabilidad en este sentido amparándonos en que tal o cual sistema es muy vulnerable, en que tal o cual navegador es muy vulnerable, en que tal o cual antivirus no funciona bien (a veces cuando se está usando un antivirus pirateado y en muchos casos hasta sin actualizar) o en que tal o cual Firewall no funciona bien, cuando somos nosotros los que aceptamos todo lo que se nos ofrece, poniendo en contínuo riesgo nuestro sistema.
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