PROBLEMAS QUE SE PLANTEAN CON LOS DISCOS EXTERNOS MULTIMEDIA.
Actualmente están bastante de moda los discos duros externos multimedia. Estos discos duros nos ofrecen la posibilidad de reproducir directamente el contenido multimedia que grabamos en ellos en nuestro televisor, así como grabar desde nuestro reproductor o sintonizador directamente (siempre y cuando nuestro reproductor o sintonizador soporte esa opción, evidentemente).
Pero al mismo tiempo se trata de discos bastante ''particulares'', tanto en su mantenimiento como en su utilización.
Y una buena parte de esta ''particularidad'' se debe al especial formato que utilizan.
Estos discos suelen llevar un software específico para su manejo, mando a distancia, en muchas ocasiones lector de tarjetas que nos permite ver directamente las fotos desde una tarjeta tipo flash en la televisión y muchas cosas mas. También llevan un disco duro, normalmente de gran capacidad, y... aquí es donde suelen surgir los problemas.
Estos discos suelen venir con una sola partición (de 250GB, 300GB...), pero en FAT16 o FAT32, que además son los únicos formatos que admiten estos, vamos a llamarlos, reproductores.
Pero como muchos de ustedes saben, FAT32 no soporta particiones de ese tamaño bajo Windows, y mucho menos FAT16.
FAT16 usa entradas de 16bits, con clústers de 32KB. No puede manejar archivos mayores de 4GB y soporta un tamaño máximo en partición teórico de 4GB, aunque en la práctica el límite está en 2GB.
FAT32 usa entradas de 32bits (aunque solo 28bits son de datos), también con clústers de 32KB. Esto, en teoría, nos permitiría manejar particiones de hasta 2TB (2048GB), pero aquí precisamente empiezan los problemas.
Tanto FAT16 como FAT32 son licencias de Microsoft, y Microsoft decidió en su momento, sobre todo por limitaciones de la herramienta ScanDisk, limitar el tamaño máximo de FAT32 a 4.177.920 clústers (124GB aprox.), que luego fue rebajado a 32GB a partir de Windows 2000.
A esto hay que unir que FAT32 no soporta nombres largos, si bien Microsoft ha liberado una serie de herramientas para paliar en lo posible este tema.
Estos discos externos multimedia vienen formateados de fábrica con herramientas especiales, licenciadas para ellos por Microsoft, pero que no están disponibles para el público en general. Incluso en algunos casos estos discos vienen divididos en varias particiones, aunque el software que incluye este tipo de discos se encarga de gestionarlas de forma que el usuario ni lo nota.
Los problemas surgen cuando queremos utilizar estos discos como medio de almacenamiento. Por un lado se nos van a presentar conflictos con archivos con nombres largos y por otro corremos el riesgo de infecciones por malware y posibles problemas con el MBR (Master Boot Record).
Y es aquí precisamente cuando se nos presentan los verdaderos problemas. Si queremos o necesitamos formatear esta partición y queremos conservar las propiedades multimedia del disco no tenemos más remedio que hacer particiones en FAT32 de como máximo 32GB, ya que el software de estos aparatos no admite NTFS, pero a su vez algunos de estos software tan sólo pueden acceder a una partición, por lo que en la practica se nos queda un disco multimedia de 32GB.
Entonces pensamos... bueno, pues dejo una partición de 32GB para multimedia y el resto lo formateo en NTFS para almacenar datos. Bueno, como idea es buena, el problema es que por un lado hemos hecho una inversión para no aprovecharla al máximo, y por otro lado esto no siempre es posible, ya que muchos de estos reproductores controlan directa y totalmente los discos y no permiten luego acceder a la partición NTFS, aunque nos haya permitido crearla y formatearla.
El recurrir a programas externos a Windows para crear estas particiones tampoco es una solución, en primer lugar porque tampoco nos permiten abarcar el total del disco (algunos programas gestionan hasta particiones de 190GB en FAT32) y en segundo lugar porque a raíz de eso suelen surgir una gran cantidad de problemas e incompatibilidades.
En definitiva, se trata de discos (más bien reproductores) muy útiles... siempre y cuando sepamos sus limitaciones y qué es lo que podemos hacer exactamente con ellos. Si lo que queremos es un medio externo de almacenamiento es mejor que compremos un disco duro externo normal y lo gestionemos a nuestro gusto, en cambio si lo que queremos es un reproductor multimedia con una gran capacidad de almacenamiento, en al que además vamos a poder guardar nuestros archivos multimedia (siempre y cuando respetemos las limitaciones que tienen estos discos), entonces si que podemos recurrir a uno de estos Discos duros externos multimedia.
Ah!, y sobre todo, dejad el formato que trae de fábrica si no quereis convertirlo en un disco normal... o inutilizarlo totalmente como reproductor multimedia.
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