Las conexiones Wifi, como también las 3G, han permitido que podamos conectarnos a Internet a una velocidad bestial y sin depender de un cable que nos encapsule junto al router. Esto es evolución y es progreso. Sin embargo, usar conexiones inalámbricas supone arriesgar en parte nuestra privacidad y la propia conexión.
‘Robar el Wifi al vecino’ se ha convertido en una de las tendencias en España en los últimos años. Y aunque gracias al crecimiento de las conexiones 3G esta tendencia desciende poco a poco, aún son muchos los ciudadanos que prefieren navegar por Internet sin pagar un euro.
Es lo que concluye un estudio elaborado por INTECO (Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación), en el que se concluye que cerca de un 12% de los españoles sigue robando el Wifi al vecino o usuarios con una protección débil.
Concretamente, el estudio ha analizado miles de redes y hablado con centenares de usuarios cotidianos de redes Wifi, concluyendo que hay un cierto desconocimiento por parte de estos en lo que a materia de seguridad Wifi se refiere, encontrando sectores que desconocen si su red está o no protegida, si el protocolo de seguridad utilizado es fiable o si son víctimas de un robo de la señal por parte de vecinos.
El PDF del estudio publicado por INTECO está lleno de datos interesantes y reveladores de la situación. Pero además, en las últimas líneas de dicho estudio, el organismo nos recuerda que existen unas directrices muy sencillas que nos garantizarán una red sellada y sin brechas de seguridad.
Algunas de las recomendaciones para disponer de una red inalámbrica protegida son:
- Aplicar un buen estándar de cifrado como sistema de seguridad. En este sentido,
el estándar WPA2 es sin duda el más seguro conocido hasta el momento.
- No difundir el nombre de la red a la hora de configurar en el router SSID
- Apagar el router o punto de acceso cuando no se vaya a utilizar
Por último la contraseña elegida para proteger la red WIFI debe ser robusta. Para ello algunos consejos son:
- Utilizar al menos 16 caracteres para crear la clave.
- Combinar en una misma contraseña dígitos, letras, caracteres especiales y
alternar mayúsculas y minúsculas
- Cambiar la contraseña con cierta regularidad
- No utilizar datos relacionados con el usuario que sean fácilmente
deducibles, o derivados de estos
Fuente
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