En pocos años hemos vivido una época crucial: La era 2.0. Sólo ha hecho falta poco más de una década para dar con las piezas clave que marcarán el futuro más cercano, consiguiendo llevar a la mínima expresión los componentes electrónicos, procesadores o los módulos de conectividad inalámbrica.
Todo esto tiene una meta, un fin para lo que se invierten miles de millones de euros y centenares de miles de horas de mano de obra: Hacer que la tecnología forme parte de nosotros.
Y mientras se resuelven ciertos aspectos técnicos, además de éticos o jurídicos, para implantar chips en nuestro cuerpo, identificadores biométricos, etc. los fabricantes de tecnología empiezan a hacer sus pinitos con accesorios interactivos y ropa electrónica inteligente. Es aquí donde empieza el fenómeno Wearable Computing, una tendencia que parece haber mostrado sólo la puntita del iceberg y que promete revolucionar el concepto moda, acercándolo y uniéndolo a la tecnología.
Una de las primeras piezas que inician esta tendencia es son las zapatillas con GPS que Nike lanzaba al mercado. Más tarde han sido varios fabricantes minoristas los que han llevado a cabo proyectos de módulos similares como pulseras o relojes Bluetooth, con los que podemos contabilizar la distancia recorrida, crear un track de nuestras rutas o registrar las pulsaciones en nuestro móvil, gracias a una aplicación para ello.
Otro accesorio de vestir que está empezando a crear ya una norma es el reloj inteligente. Sony tiene su SmartWatch, está el I'm Watch y otros proyectos como Pebble están a punto de llegar al mercado. Estos relojes no sólo marcan la hora sino que se vienen equipados con una pantalla táctil y conectividad Bluetooth. Cuando vinculamos el reloj con nuestro móvil, lo que conseguimos es crear una extensión de la pantalla del mismo en el display del reloj, pudiendo ver las notificaciones, leer los mensajes, gestionar el reproductor multimedia, etc.
También hay ya fabricantes que cooperan con el MIT y otros centros de investigación tecnológica para crear ropa inteligente. Este tipo de ropa es construida con materiales especiales que permitirán, por ejemplo, cambiar de color ante un impulso eléctrico, expandirse o contraerse para adaptarse a un cuerpo, analizar los fluidos corporales, etc.
En este campo hay todavía mucho que andar, pero si algo tiene ya un estado avanzado, en lo que a accesorios de vestir inteligentes se refiere, son las Gafas de Realidad Aumentada. Google no es el primero que trabaja sobre este tipo de objeto, pero sí el que se ha esmerado en hacer que termine siendo algo real. Hace sólo unos días hizo una demostración de cómo serán y qué podremos hacer con sus Google Glass. El resultado, aun siendo un prototipo no comercial, es un gadget que servirá para recibir en pantalla notificaciones del móvil, además de permitir tomar fotos o grabar video en primera persona, llegar a un punto de la ciudad con indicaciones que se muestran en el cristal o simplemente escanear un objeto o código de barras, para buscar una mejor oferta en Internet y en tiempo real.
La ropa inteligente y los accesorios interactivos son dos vertientes que se están empezando a hacer realidad y que podrían aportar un verdadero valor añadido al concepto de ropa actual. Lo único es que aún no sabemos cuándo será posible comprarla en el Zara de al lado. |