Cuando pensábamos que ya no había marcha atrás, cuando todo se daba por perdido y en un momento en el que la desconfianza e indignación ante el sistema supera niveles nunca antes vistos, un pequeño haz de luz brilla en la injusta oscuridad creada por la industria del cine y la música, acompañada de nuestros 'queridos políticos'.
Puede sonar a relato pero sólo intento interpretar el sentimiento de indignación que tenemos muchos españoles desde que vimos como se aprobaba la Ley Sinde, una ley que ''crea una notable inseguridad jurídica que pone en peligro los derechos fundamentales de los ciudadanos, como libertad de expresión o libertad de información''.
La cosa es que la Asociación de Internautas ha solicitado ante el Tribunal Supremo la suspensión cautelar del Reglamento de la Ley Sinde. Argumentando que dicha ley ''contradice sentencias del TS/TC que interpretan los limites que ha de tener en su alcance una norma de este tipo'', que ''establece infracciones difusas'' y ''sanciona sin la habilitación legal precisa'', la Asociación de Internautas solicita al Tribunal Supremo de Justicia la suspensión cautelar de dicho Reglamento hasta que exista una opinión judicial que la avale y no sólo un conglomerado de personas pertenecientes al Gobierno, Industria y autores.
En pocas palabras y resumiendo, la Asociación de Internautas pide que la Ley Sinde sea suspendida porque:
- No hay una intervención judicial lícita que regule y medie los bloqueos de páginas web.
- La Ley ataca directamente a páginas de enlaces a descargas que no alojan contenidos, cuando todas las sentencias hasta el momento han tomado al supuesto infractor como un simple medio de información.
- Porque el Reglamento tiene unos límites de actuación y criterios bastante indefinidos, lo que podría llevar a un mal uso o uso irresponsable de sus gestores y atentar contra derechos básicos.
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