La historia que os contamos es verídica y está dando la vuelta por el mundo. La cosa es que un joven publicista, especialista en campañas de Internet, ha osado retar al todo poderoso Facebook con una decisión que podría costarle caro: ''Cambiar su nombre por el del creador de la red social''...
Así es. Rotem Guez, quien vendía Likes ficticios a anunciantes y empresas online, fue advertido por los responsables de Facebook de que si no cesaba su actividad sería llevado a los tribunales ante una demanda millonaria. Rotem, con una mente despierta y sin miedo, pasó directamente de las amenazas y siguió con su día día.
Poco después, Facebook bloqueó su actividad en la red social y demandó al joven en los tribunales. Para vengarse o, como algunos lo vemos, para responder a 'tanta legalidad', ejerció su derecho como ciudadano israelí de cambiar su nombre por otro cualquiera. Así que no tuvo otra que entrar en el Ministerio Israelí y salir con el nombre Mark Zuckerberg en su carné de identidad.
Rápidamente, Rotem (ahora Mark) comenzó a difundir su historia por la red y Facebook, tras enterarse, ha demandado al joven publicista por hacer uso del nombre de su CEO, aprovechándose de su popularidad y por infundir confusión. Sin embargo, el nuevo Mark Zuckerberg afirma que el CEO de Facebook no es un Dios y, por tanto, cualquier otra persona del planeta puede llamarse igual. ¿Acaso no hay millones de John Smith en el mundo? ¿Y de Antonio Sanchez?...
Lo gracioso de todo esto es que, cuando Facebook exigió que Rotem parase de vender Likes, argumentó su petición diciendo que sólo Facebook o Mark Zuckerberg tienen autorización par dar Likes. Así que ahora, al llamarse igual que el CEO de Facebook, no podrían -técnicamente- demandarle por la venta de Likes...
Que este chico es un 'tocapelotas'... pues sí. Pero no me diréis que no es graciosa la historia y que, por una vez, se le ha dado un ¡ZAS EN TODA LA BOCA a ese que se cree un Dios!.
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