Dudas no caben que las redes sociales se han convertido en un símbolo de modernidad entre las personas. Si uno no tiene cuenta de Facebook o Twitter el resto de amigos y conocidos lo califican de neandertal, y aunque a mí personalmente me da igual, no tengo la misma indiferencia ante la falta de seguridad y privacidad que tenemos en estos servicios, donde publicamos a diario toda nuestra vida.
Y es que en tres días se han visto cosas que me preocupan mucho. Hace unos días, un supuesto agujero de seguridad permitía ver los chats de Facebook de nuestros contactos sin consentimiento de ellos. Ayer, Twitter sufrí otro problema de seguridad que provocó que nuestras cuentas se quedaran sin seguidores o que de repente, nuestros perfiles estuviesen incluidos en miles de personas a las que no habíamos autorizado.
¿Las consecuencias de esto? En primer lugar, nuestra privacidad e intimidad se ven comprometidas y casi cualquier persona puede ver nuestras fotos, conocer nuestra dirección, teléfono, nombre completo, el colegio de nuestros hijos o cualquier dato personal que hayamos publicado en nuestras redes sociales.
Hace unos años se criticaba duramente a Microsoft por tener acceso a nuestros ordenadores, donde apenas teníamos información, en sus actualizaciones de Windows. A día de hoy, las redes sociales como Facebook o Twitter nos dejan desnudos ante cualquier persona y nadie se queja, por lo que estas grandes compañías siguen implantando nuevas técnicas que dejan nuestra intimidad al descubierto.
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