Desde hace algunas semanas se rumoreaba que Canal+ emitiría el mundial de fútbol en 3D. Ahora esta noticia deja de ser pura especulación para convertirse en una realidad.
Y es que la compañía acaba de confirmar que su disposición a emitir varios partidos del mundial de Sudáfrica en 3 dimensiones, aprovechando que aún no hay una cadena en el país que se haya comprometido con esta tecnología.
Pensándolo bien, no es nada raro, pues lo primero que han de pensar estos directivos es que hasta el momento no se ha puesto a la venta ni un solo televisor 3D. ¿Por qué es así? Pues supongo que porque los fabricantes esperan a que las cadenas comiencen a emitir contenidos 3D, y estos a que llegue el equipo.
Realmente nadie se lanza a la piscina e invierte recursos en una tecnología más que necesaria o demandada…, especulativa. Parte de la culpa de que se hayan abandonado o dejado de lado los avances en mejorar la definición de los televisores o las emisiones, llega desde el cine, quien parece haber encontrado un modo de salvar su industria.
Lo que ahora pretenden los máximos del sector es introducir con calzador el 3D en nuestros hogares, y aún no se han enterado de que existen ciertos elementos que deberían de tener en cuenta antes de acabar con uno de los mayores fracasos de los últimos años.
En primer lugar, estamos en un momento de crisis mundial en el que precisamente la ciudadanía no posee recursos económicos. La mayoría de consumidores que podrían comprar (a duras penas) un televisor 3D, se ha gastado el presupuesto recientemente en un modelo de televisión que parecía lo último de lo último.
Los actuales televisores 3D requieren de unas gafas específicas para cada miembro del hogar y su precio, no es que digamos que sea muy económico (150 euros de media).
Todo el fenómeno del 3D se está llevando a cabo con estrategias poco definidas y sin acuerdos sobre la estandarización de sistemas, lo que me lleva a pensar que ni Canal+, ni el fútbol 3D, ni una película como Avatar tendrán el empuje suficiente para captar un mercado suficiente que amortice tal locura.
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